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El creador del «universalismo constructivo», Joaquín Torres-García (Montevideo, 1874-1949), fue pintor, profesor, escritor, escultor y teórico del arte. En 1891 su familia se trasladó a Barcelona, donde participó del movimiento noucentista catalán. En 1921 viajó a Nueva York. Volvió a Europa en 1922, instalándose en 1924 en Villefranche-sur-Mer, y en 1926 se trasladó a París donde conoció en 1928 a Theo van Doesburg, quien le presentó a los miembros del grupo De Stijl y a Piet Mondrian, naciendo así el grupo Cercle et Carré. En 1934 Torres García regresó a Montevideo y fundó la Asociación de Arte Constructivo.

A partir de 1928, gracias a su vinculación con Mondrian y Van Doesburg, comenzó a introducir en sus pinturas un entramado ortogonal. Torres-García consideraba que el arte debía estar al servicio de la razón y de la armonía del orden cósmico y lo planteaba en su obra a través de símbolos y signos que introducía en unas estructuras construidas apoyándose en la proporción áurea. Organizaba las formas geométricas sobre una idea mística de orden, en las que incluye numerosos símbolos universales. En sus emblemáticas composiciones, así como en su labor docente, sus escritos y conferencias, promociona su teoría del universalismo constructivo como un «arte absoluto».

A la importancia de su obra plástica, con la que dio a conocer el constructivismo en Hispanoamérica, donde adquiere una particular relevancia, hay que sumar su trabajo como teórico del arte, iniciado en 1913 cuando publicó su primer libro teórico: Notes sobre art, título que forma parte de los fondos relativos a Torres-García del Archivo Lafuente junto con más libros, revistas (Removedor, Escuela del Sur, Lo aparente y lo concreto en el arte, Guiones, Círculo y cuadrado, Cercle et Carré, Mito...), carteles, fotografías, folletos, catálogos, invitaciones, textos mecanografiados, manifiestos y dibujos originales, como Poemes en ondes hertzianas (1919), Formas (1928) o S/T (1932).